viernes, 2 de noviembre de 2007

El Columpio y el Miedo

Siempre ha tenido la habilidad de dejar las cosas pasar, mientras ve como se balancean, hacia delante, hacia atrás, como se desvanecen al escaparse de su vista. Y nunca ha tratado de obstaculizar su huída. Sí, siempre ha sido un poco cobarde. No es capaz de contabilizar las ocasiones en que ha perdido el control de la situación, y de ellas tan solo conserva sus fantasmas. Ellos son los únicos que permanecen, son tan cobardes que ni siquiera tratan de huir. Como ella.

Siempre, también, ha sabido como evitar que nada le hiciese demasiado daño. O demasiado poco. Así, en el momento de duda, antes de que algo desaparezca, es ella la que desaparece para recrear en sus momentos de soledad esas situaciones idealizadas por el paso de los años. Las trama a su antojo, a veces caprichosamente, otras, las más, de forma cuasi deliciosa, escogiendo el final de cada relación: no solo con las personas, sino también con sus objetos, únicos desde que llegan a sus manos.

Así, solo basta abrir el cuaderno y leer. Tras la tercera página, recuerda, por ejemplo, como veía el mundo de pequeña, tras esos ojitos hipermétropes. Tras la quinta, como F., su primer amor, de adolescencia quiero decir, decidió abandonarla y amar a muchas otras, para que otros, tal vez, pudiesen amarla a ella. Y nada tiene que ver con el miedo. No. Porque siempre ha tenido miedo.

Miedo al compromiso, pero aún más a la soledad... Miedo a ser feliz, aunque también a la distancia... Todo es turbio, aunque nada hará desaparecer la esperanza de un futuro en paz.



Una Canción: "Vispera de Todos los Santos" de Los Suaves.

Un Libro: "Creación" de Gore Vidal.

Un Lugar: "León: mi tierra".

No puedo olvidarme hoy, día de fieles difuntos, de honrar la memoria de los que han sido, pues gracias a ellos, somos lo que somos... "No escupas en la tierra, pues de ella provenimos y a ella regresaremos"

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