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Lo sé. Es algo evidente, pero no por ello menos desalentador. El tiempo se le escapa, y no hay manera de detener su avance… Tras una vida de sufrimiento, trabajo y miles de historias contadas o vividas, el camino está llegando a su fin… “El fin de una etapa es el principio de otra” quieren creer los ancianos, pero mi cabeza me dice que no, que animales somos (un poquito especiales, pero muy poquito) y que la única diferencia que nos distingue es la cultura, y tal vez el cuidar de los nuestros al final de sus vidas (los animales suelen hacerlo sólo de su prole). En todo caso, el fin ya se vislumbra..
El cuerpo, cansado por la lucha contra la enfermedad y desgastado por el paso de los años, reclama ya un merecido descanso. La alegría de vivir, existente hasta hace bien poco, se ve ahora tan lejana como la infancia, y los periodos de ausencia son cada vez más profundos... Al despertar de ellos, la cruda realidad abruma al anciano, envolviendo de tinieblas sus cada vez más escasos momentos de lucidez… Pero él siempre mira al frente, y no se queja de nada, aunque todos sepamos que en el fondo, tiene miedo. Miedo a lo desconocido, miedo por lo que dejará atrás, miedos en definitiva…
Pese a ello, él siempre vivirá mientras permanezcan en mí los recuerdos de mi niñez, de mis veranos pasados a su lado, de sus palabras y consejos… En definitiva, de la voz de la experiencia frente a la incrédula inocencia. Siempre estarás en mis pensamientos, en mi memoria, y hasta en las expresiones, frases y refranes de los que me empapé cuando era chavalín!!. Te lo juro, abuelo…
Una canción: "Mi casa" de los Suaves
Un libro: "El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry (soñador como yo)
Una Película: "El Abuelo" de Jose Luis Garci (1998) ---
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